El verdadero evangelio es un llamado a negarse a uno mismo. No es un llamado a la autorrealización. Eso lo pone contra la proclamación contemporánea del evangelio, en la que los ministros ven a Jesús como un genio utilitario. Uno frota la lámpara, Cristo sale y le dice que puede tener lo que se le antoje; uno le da la lista, y él lo cumple.
Algunos que dicen llamarse cristianos le dirán que Jesús solo quiere que a usted le vaya bien, y que si no le va bien es porque usted no ha presentado su boleto de lotería espiritual. Si no es rico, es porque no lo ha reclamado. Jesús quiere que usted esté libre de deudas, y si manda a los televangelistas suficiente dinero, ese acto de fe lo libertará del demonio de la deuda. Su salvación por medio de Cristo es garantía de salud, riqueza, prosperidad y felicidad. Le hacen creer que Jesús tiene como principal objetivo que usted se sienta bien con respecto de usted mismo; quiere elevar su imagen y poner fin a su pensamiento negativo.
Se pone en duda el verdadero Evangelio y se cataloga a todos los cristianos como falsos por causa de estos predicadores que están en función del dinero y el reconocimiento(video publicado por justoberea).
Esta falsa doctrina de humanismo, fusionada con el cristianismo, lo primero que exige es bajar a Dios de su lugar supremamente elevado para así uno poder elevarse y remplazar la teología que exalta a Dios con una psicología de autoestima que exalta al hombre. Para que esto resulte hay que alterar e interpretar erróneamente la Biblia, con el fin de hacer que las personas se sientan bien consigo mismas, para que así puedan cumplir sus sueños y poner en práctica sus visiones.
Así que, si uno quiere alcanzar la salvación, de acuerdo con este nuevo evangelio, no puede creer que uno es un pecador indigno. ¿Cuán torcido es esto? ¿Qué tan contrario a la verdad es esto? Es simplemente el evangelio centrado en el hombre, autoestima que con el tiempo se convirtió en ese movimiento acomodaticio que se ha apoderado de tantas iglesias. Es una especie de narcisismo “cuasicristiano”, de amor a uno mismo, que caracteriza a los falsos maestros. (II Timoteo 3: 1-2)
El cristianismo, en las manos de algunos dirigentes de iglesias, se ha convertido en un movimiento de “logre lo que quiera” en lugar de ser un movimiento de “abandónelo todo”. Estos dirigentes han prostituido la intención divina del evangelio. Han remplazado la gloria de Dios por la satisfacción del hombre. Han canjeado el concepto de entregar por entero nuestras vidas para el honor de Cristo por el de ser honrados por Cristo. Como tal, nuestra sumisión de Dios a nuestra voluntad es remplazada por la sumisión de Dios a nuestra voluntad. Siendo que las personas por lo general rechazan el evangelio real, los evangelistas modernos simplemente han cambiado el mensaje.
“TU VIDA ES MI MUERTE”
Ese es el verdadero evangelio. Jesús lo dijo inequívoca e inescapablemente: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16: 24-25). No se trata de exaltarme a mí mismo, se trata de matarme a mí mismo. Es la muerte del yo. Uno gana al perder; uno vive al morir. Ese es el mensaje central del evangelio. Esa es la esencia del discipulado.
El pasaje no menciona nada de mejorar la autoestima, de ser rico y triunfante, de sentirse bien respecto a uno mismo o de tener satisfechas todas las necesidades, que es lo que muchas iglesias predican estos días a fin de dorar la píldora de la verdad.
Así que, ¿quién tiene la razón? ¿Es el mensaje del cristianismo la realización propia o es la negación de uno mismo? No puede ser ambas cosas. Si es cuestión de opinión, yo hago lo mío y usted hace lo suyo , y ambos nos deslizamos raudos y contentos en direcciones diferentes. Pero el cristianismo, el evangelismo genuino de Jesucristo, no es cuestión de opinión. Es cuestión de verdad. Lo que usted quiere, lo que yo quiero o lo que cualquiera quiere no importa. Es lo que es… por la voluntad soberana de Dios.
Fragmento del Libro DIFICIL DE CREER, de John MacArthur. Capitulo 1: Gran sabor, menos llenura.
Si quiere saber más acerca de este tema puede ver toda la serie de cuatro (4) videos de www.eshoradesereal.com sobre Autoestima o Fe.