"Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente" 1 Co. 2:14.
"Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego." Ro. 1:16.
Aunque las falencias del evangelismo de la conocida "oración del pecador" ("recibe a Cristo en tu corazón") y las "leyes espirituales" han sido más que abordadas por muchos cristianos fieles a la Biblia (lo que es muy bueno), no está de más decir un par de cosas -grosso modo- acerca de evangelismo actual:
1.- Olvida que la conversión es una obra soberana de Dios (Hch. 16:14), creyendo que se trata de una obra de convencimiento intelectual que el predicador realiza sobre la audiencia. Es decir, se desdeña la obra única e insustituíble del Espíritu Santo en el nuevo nacimiento, y en vez de eso se utilizan toda clase de artimañas para "atraer" o "convencer" a quien escucha.
2.- Omite toda referencia a la ira de Dios y su justo juicio. El orden bíblico comienza predicando la ira de Dios (véase por ejemplo el comienzo del libro de Romanos) para luego pasar a la misericordia y el amor. En contraste, el evangelismo actual comienza con frases tales como "Dios te ama", o "eres lo más maravilloso a los ojos de Dios", sin aclarar que "el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él" (Jn. 3:36).
3.- Reduce el arrepentimiento a la mera realización de un rito: repetir una oración "con sinceridad". Creo sin lugar a dudas que todo aquel que repite dicha oración lo hace con algún grado de sinceridad. Hasta donde he podido apreciar, nadie lo hace obligado, si hay algo que los evangelistas actuales promueven es la voluntariedad de la "decisión por Cristo" (aun cuando sus métodos incluyan la manipulación psicológica). Sin embargo, la abrumadora mayoría de los que repiten la oración nunca vuelven a la iglesia y siguen viviendo tan carnalmente como antes. ¿Podemos decir entonces que lo que salva es repetir la oración "con sinceridad"? No. Antes bien lo que salva es la obra soberana del Espíritu de Dios.
4.- Olvida que el Evangelio es locura para el inconverso (1 Co. 2:14), y lo mutila de sus partes políticamente incorrectas, para hacerlo más "atractivo" al mundo. Es así como no nos damos cuenta y tenemos dentro de nuestras congregaciones a la industria del entretenimiento, por una parte para que el inconverso se sienta "cómodo" en las bancas de la iglesia, y por otra, para retener a quien ha sido falsamente convertido a través de estos métodos carnales.
5.- Olvida que el evangelio es "poder de Dios para salvación" (Ro. 1:16), convirtiéndolo en "poder del predicador", quien a través de su elocuencia y psicología afectiva puede motivar "decisiones por Cristo" en la audiencia. Contrario a esta nueva tendencia, Pablo afirma:
"Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios." 1 Co. 2:1-5.
6.- Al producir conversos aparentes en masa, termina disociando la justificación de la santificación. En otras palabras, "puedes aceptar a Cristo como Salvador y después como Señor". Sin embargo, en la Biblia la justificación no aparece separada de la santificación, sino que por el contrario, se muestra a la segunda como consecuencia inseparable de la primera. Si no actúo como si Cristo fuera mi Señor, es porque en realidad no he sido salvo.
7.- En su afán por ser atractivo para el mundo, termina por diluir el Evangelio de forma definitiva, optando por prédicas superficiales e insípidas, para así no herir sensibilidades de conversos aparentes y posibles nuevos conversos. Es así como las congregaciones se van desnutriendo hasta carecer completamente de discernimiento bíblico, quedando a merced de cualquier viento de doctrina.
Es triste ver cómo en iglesias donde se ha adoptado este método de evangelismo, los miembros carecen de conocimiento bíblico incluso de nivel básico, y por lo mismo no disponen de discernimiento escritural para distinguir entre lo verdadero y lo falso (más aun, tienden a preferir lo falso); se deja de aplicar la disciplina eclesiástica; temas como la santidad, la ira de Dios, el pecado y la piedad ya no se tocan más; y el entretenimiento de los miembros pasa a ser más importante que la predicación de la Palabra. Se trata de congregaciones totalmente desnutridas, donde es posible apreciar esos espíritus desesperadamente famélicos que no distinguen entre la comida sacada de un basural y un fino plato de buena mesa.
Por lo mismo, no se trata solo de un lamentable error, sino que también -me atrevo a decirlo con todas sus letras- de una herejía que debe ser repelida con el mayor de los rechazos.
Que el Señor nos conceda discernimiento y gracia para permanecer firmes en el fundamento de los apóstoles y los profetas (Ef. 2:20). Amén.
Que el Señor los bendiga.
Fuente: DoctrinaBíblica